Los pies en la tierra, el resto en las nubes.

(Antes que nada, para ambientar el relato, poned de fondo The Funeral - Band of Horses)

Es difícil mantenerse fuerte cuando tu mundo se derrumba y no puedes hacer nada por evitarlo. 

Ahí estaba ella. Llorando, aunque eso no se notaba. Ni le importaba.

Llovía. Llovía fuertemente y como nunca lo había hecho. Parecía que el tiempo comprendía como se sentía ella.

De repente una brisa rozó su cara. Parecía una suave caricia. Entonces sus lágrimas ya no había quien las detuviera. No había palabras para calmarla, ni ella quería volver a la estabilidad.

Cayó un rayo, y más tarde el sonido del relámpago, y en ese instante, salió un grito de su voz. Quizá el más alto que jamás haya salido de su voz. Quizá el más alto del mundo.

Pero, es que no es fácil soportar que se vayan de tu lado. No lo es. No es sencillo tener a alguien una mañana en el otro lado de la cama y que a la mañana siguiente te tengas que hacer a la idea que ya nadie te preparará ese café que tanto te gusta.